A mediados del siglo XV se levanta un nuevo monasterio extramuros de la entonces Villa de Briviesca por orden de Fray Lope de Salinas, el de Nuestra Señora del Puerto de la Salud. Una comunidad de franciscanos se iba instalando en el mismo hasta llegar a consolidarse y existiendo hasta principios del siglo XIX. A partir del siglo XV se empiezan a fundar las cofradías de la Santa Vera-Cruz en España. La primera, o de las primeras, fue la de Sevilla en 1448, que enseguida se convirtió en penitencial. Allí donde había un monasterio franciscano no podía faltar si era posible una cofradía de la Santa Vera-Cruz. El asentamiento de los franciscanos en el de Briviesca constituyó el embrión de lo que en el siglo XVII, concretamente en el año 1664, sería la fundación de la Cofradía de la Santa Vera-Cruz de Briviesca.
Tomando como lema la Cruz de San Francisco y la caridad dentro de la oración y penitencia que el santo practicaba como principio, acompañadas de austeridad y pobreza, los franciscanos eligieron como fines de las cofradías la cruz, como infinito amor a Cristo Crucificado, así la entendía S. Francisco, y la caridad cristiana en atención a los más necesitados, a los mendigos, a los enfermos, a los moribundos, a los difuntos y sus entierros, y a otras acciones caritativas como encargarse de los entierros de los reos condenados a muerte…
En el trascurrir de los siglos, exceptuando momentos históricos difíciles, la actividad de la Cofradía de la Santa Vera-Cruz de Briviesca ha sido continuada y constante en el cumplimiento del objetivo y fines por los que fue constituida, contribuyendo a practicar obras de caridad acordes a las necesidades de cada momento. En la actualidad, cada año se lleva a cabo un proyecto de caridad.
Cometido especial de la Cofradía es la organización de los desfiles procesionales que con gran devoción y esplendor se celebran en Semana Santa y que vienen sucediéndose y superándose año tras año. Constancia y reflejo de esta expresión viva de la Fe y culto a la Santa Cruz son las imágenes y pasos que se han ido añadiendo escalonadamente hasta nuestros días. La cofradía comienza su andadura con imágenes que, a pesar de ciertas adversidades, se han podido conservar y hoy constituyen un gran valor artístico.
El Ecce Homo, una imagen de Cristo atado a la columna y coronado de espinas y el Nazareno, que representa a Cristo con la cruz a cuestas camino del calvario, ambas imágenes del siglo XVII.
El siglo XVIII es muy significativo para la cofradía. Del año 1767 datan las imágenes de Nuestra Señora la Virgen Dolorosa y el Cristo Yacente, aunque la Dolorosa bien pudiera ser de fechas anteriores. En un documento fechado en febrero de 1760 y por acuerdo del Cabildo de la Parroquia de San Martín, se acuerda construir un retablo en esta misma iglesia con el fin ubicar estas imágenes procedentes de la Ermita de San Pedro Mártir ubicada en uno de los barrios de Briviesca. Se cree que en las inmediaciones del acceso centro a Briviesca de la Nacional 1.
De estilo churrigueresco, policromado en negro y dorado al agua en toda su arquitectura, este retablo forma un único cuerpo de tres calles, determinadas por cuatro columnas y ático. Las dos laterales con hornacinas en armonía a las imágenes que van a cobijar, el Ecce Homo y el Nazareno. La calle del medio es más ancha y con hornacina más grande, acorde a la Virgen de los Dolores. En el centro y a los pies de la Virgen está situada la urna que acoge la imagen del Cristo Yacente. Este retablo junto a las imágenes laterales y la urna que con el trascurso del tiempo estaban sufriendo gran deterioro se restauró el año 2009 por un coste de 36.000 euros sufragados por la Diócesis, la Parroquia, la Cofradía y suscripción popular. También están fechadas en este siglo tres tallas muy significativas: la Carbonerilla, una talla de la Virgen de la Soledad llamada así por el color oscuro de su rostro, el Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría.
Aunque no se considere un paso como tal es digna de mención por pertenecer a este siglo la Cruz Procesional, una magnifica joya de principios del siglo XVIII, una gran obra de orfebrería procedente de Nicaragua labrada en plata dorada de estilo barroco. Siempre va marcando el inicio de las procesiones.
El siglo XIX se puede considerar como el menos transparente. Esto se debe a la poca actividad de las cofradías, generalizada en toda España, por los acontecimientos poco favorables como la mala situación económica de España, ya procedente de finales del siglo anterior, que se agravó sobremanera en el siglo XIX con la Guerra de la Independencia (1808-1814) y las Guerras Carlistas (1833-1839), influyendo muy negativamente en las cofradías y sus bienes. El desplome definitivo de muchas llegó con las medidas legales desamortizadoras llevadas a cabo por Mendizábal que las cofradías no fueron capaces de hacer frente al no poder soportar los problemas económicos.
La Cofradía de la Santa Vera-Cruz de Briviesca no fue ajena a los acontecimientos, tratando de sobreponerse a estos avatares con la práctica de procesiones de las que se tiene conocimiento a finales de siglo y en las que se portaban las imágenes a hombros. Es notorio que el Cristo Yacente se procesionaba en la antigua urna o sepulcro de madera en el que se encuentra ubicado en el retablo. En el momento de la restauración de la urna llevada a cabo al mismo tiempo que el retablo en año 2009 se aprecian humos grasos, quemaduras de velas, depósitos de cera, suciedad superficial y residuos en sus esquinas, signo de haber llevado hachones ó velones.
El siglo XX se evidencia lleno de actividad. En el mismo se puede ubicar ya la gran Cruz Penitencial de madera de olmo y seis metros de largo por dos en el crucero y un peso de 160 kilos. Comienza este siglo, con la adquisición de elementos procesionales como el Sepulcro, valiosa urna de Plata Meneses. Sus esquinas superiores contemplan a cuatro ángeles de plata con los instrumentos de la pasión y el vértice central queda rematado por una original imagen de la alegoría de la Fe. Fue adquirido en 1904 al coste de 3.000 pesetas. Se sufragó por suscripción popular y aportación del Excmo. Ayuntamiento en su mayor parte.
De 1917 es la Oración en el Huerto adquirido en Olot por donación popular. Décadas más tarde las cofradías sufrirían otro periodo de decadencia y es que el levantamiento de muchas fue muy paulatino, volviendo a sufrir otra gran crisis con el saqueo de 1931 en algunas zonas y la consiguiente guerra de 1936.
A partir del año 1948 la Cofradía tiene su mayor auge. Se lleva a cabo una gran reforma y una potente renovación, comenzando a regirse por los preceptos de un reglamento redactado en 1951. Se adopta hábito oficial, túnica y capirote negros, indumentaria que realzará los desfiles procesionales. Unidad y sobriedad sólo alterada por el Hermano Mayor que porta capa y capirote verdes con el anagrama de la Cofradía bordado en morado. En estos mismos años recibe un gran impulso con la adquisición de nuevas imágenes como la Flagelación procedente también de la escuela de Olot, que fue adquirido por suscripción popular de los briviescanos que residían en Madrid en el año 1950 o la Verónica, que también fue donación de una familia briviescana. En el año 1951 desfiló por primera vez el paso del Apóstol San Juan, de donación familiar y gran importancia para la cofradía ya que a esta imagen va unida la sección infantil denominada “sanjuanillos” que se creó aprovechando esta ocasión, y el Descendimiento, obra del taller del escultor burgalés Valeriano Martínez de Abelenda, realizado a molde perdido por su hijo D. Andrés principalmente. Este conjunto se completó al año siguiente con una talla más. Nuestra Señora de la Piedad, también de Olot, adquirida por suscripción popular en 1952. El Cristo de la Expiación, imagen del siglo XVI la más antigua entre todas y enclavada a lo largo del año en la capilla del Carmen en la iglesia de San Martín, comenzó a procesionar en 1951 y ha sido restaurada el año 2011 por 3.000 euros.
En esta época se incorporan las mujeres a la Cofradía lo que hará aumentar notablemente el número de cofrades que rondaban los 170. Hoy supera los 620. Es entonces cuando se funda la sección de "Damas de Honor de Nuestra Señora la Dolorosa"
En 1960 se acuerda la compra de un nuevo Estandarte para la Cofradía, que sea lábaro e insignia que nos represente tanto en los desfiles locales, como en las concentraciones a las que acuda representada. Con anterioridad se poseía un recio pendón a la usanza castellana, vieja enseña de la primitiva Cofradía, en desuso por los inconvenientes de tropezar con los cables de la red eléctrica, y que conforme a la tradición local ondeaba sus pliegues, desde la tarde del Viernes Santo hasta el Domingo de Resurrección, en el balcón de la casa del Hermano Mayor.
En el año 1964 la Cofradía celebra su tercer centenario y elabora un libro conmemorativo.
En el año 1967 con motivo del 200º aniversario de la imagen de la Virgen Dolorosa se adquirió por suscripción popular el manto que viste cada Semana Santa. El mismo se confeccionó en terciopelo negro, bordado en oro y enriquecido con perlas y pedrería por las Reverendísimas Madres Adoratrices de Burgos y Valladolid.
En la década de los ochenta, con gran esfuerzo económico, se renuevan los carros internos de los pasos y se mantienen las andas. Progresivamente se van asignando colores propios para los hábitos de cada uno de los pasos.
En 1995 nuestra Cofradía ingresa en la Confraternidad Nacional de Cofradías de la Santa Vera-Cruz, con sede en Sevilla. Desde entonces, cada año, la Cofradía participa en las distintas peregrinaciones. Esto motivó a que Briviesca acogiera una de ellas el 26 de noviembre de 1999, poniendo fin así al Siglo XX. La Peregrinación Nacional de Cofradías de la Santa Vera-Cruz a Briviesca hizo que se construyera un Crucero en un lugar estratégico de la ciudad, en la plaza de Santa Teresa, testigo fiel para las siguientes generaciones. A este evento acudieron casi 40 Cofradías de toda la Geografía española y más de 1500 cofrades. Briviesca era la primera Ciudad del norte del país en acoger este evento.
El siglo XXI no quiere dejar atrás el anterior y ya el año 2002 da comienzo en imaginería con la adquisición de un nuevo paso: la Entrada en Jerusalén, denominado popularmente “la borriquilla”, añadiendo un componente más a los anteriores. Es del escultor local D. Pedro Luis Peña Sáez, fue adquirido por la cofradía y se abonó a partes iguales entre esta y el Excelentísimo Ayuntamiento. También D. Santiago Martínez Acebes, por entonces Arzobispo de Burgos aprueba un nuevo Estatuto adaptándose al Derecho canónigo. Este mismo año, el Viernes de Dolores se impone a la Virgen Dolorosa una nueva diadema de plata. Por primera vez se incorpora este año el traslado del Santo Sepulcro desde la Plaza de Santa María hasta la Iglesia de san Martín tras la Procesión del Santo Entierro para colocar al Cristo yacente más tarde en el Catafalco.
La imagen de Cristo Crucificado en su Agonía del siglo XVIII ubicado en un retablo de la Ex Colegiata de Santa María fue el motivo de un nuevo paso: la Elevación de la Cruz, que procesionó por primera vez el Viernes Santo del 2008 a hombros de jóvenes cofrades. Esta imagen que sufría gran deterioro fue restaurada el año 2010 al coste de 2.000 euros sufragados por la cofradía.
El año 2009 se elabora una Cruz desnuda sobre una plataforma, ambas de madera, que pasa a denominarse paso de la Exaltación de la Santa Cruz, de construcción muy sencilla, preparada para llevar a hombros y que desde ese mismo año se procesiona el día de la Cruz, el 14 de septiembre. También formó parte en la procesión del día 17 de abril del 2010, con motivo de la celebración en Briviesca del XI Encuentro Diocesano de Hermandades y Cofradías, organizado por la Cofradía de la Vera Cruz, la del Rosario y con ayuda de la Parroquia y el Excmo. Ayuntamiento.
Todas las tallas e imágenes señaladas son fiel testimonio de la historia de esta Cofradía y procesionan en Semana Santa. Conforman un total de 17 a las que habría que sumar el paso de la Exaltación de la Cruz que procesiona en septiembre. El hecho de que sea una sola cofradía la que se encargue de todos ellos la convierte en única porque la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Briviesca es la que más pasos procesiona en Semana Santa de toda España. Esto nos enorgullece enormemente.
Las carrozas que portan estas imágenes en las procesiones son también dignas de mencionar. De estilo gótico con láminas de oro son las que procesionan la Piedad, que anteriormente portó a la Dolorosa, y El Sepulcro fabricadas por el escultor burgalés Valeriano Martínez y su hijo Andrés. La de San Juan fabricada en madera de nogal es de Santiago Sanz Domínguez. De este autor y en madera de nogal es también la carroza de la Verónica. De estilo gótico en madera de olmo y del mismo autor que las anteriores es la del Cristo de la Expiación. De embero con incrustaciones de láminas de oro y de Andrés Martínez es la que procesiona a la Dolorosa. La carroza de la Oración en el Huerto perteneció anteriormente al Sepulcro, ha sido restaurada recientemente y lleva alrededor de la plataforma superior los símbolos de la pasión. Otras que se fueron adaptando a cada paso en su momento han sido fabricadas y reparadas por mayordomos y cofrades y algunas deterioradas por el tiempo, se han ido restaurando a lo largo de los últimos años, en su mayoría por la generosidad y dedicación desinteresada de Gregorio Sanz Casado, insigne cofrade y desde hace años miembro de la Junta de Gobierno. De él es el paso de la Santa Cruz y la carroza nueva del Ecce Homo, que procesionó por primera vez en 2011.
En enero de 2012 nace la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía, conviviendo en sus primeros años con la anterior, de la que formaban parte ya pocos miembros. En noviembre del año 2016 se producía un acontecimientos histórico y de importancia ya que por primera vez era investida como Hermana Mayor una mujer. El año 2017 se conmemora el 250º aniversario de las tallas de la Dolorosa y el Cristo Yacente y el 50º Aniversario del manto de la Dolororsa, siendo este último restaurado.
No se tiene constacia de que, por circustancias similiares, se hubiera tenido que suspender la totalidad de los actos de la Semana Santa briviescana como ocurrió en el año 2020 a causa de la pandemia de Covid-19 que en esos momentos asolaba al mundo entero. Con todo preparado y pocos días antes del comienzo, las restricciones impuestas apenas se dejó margen y con premura se organizaron actos telemáticos a través de redes sociales y de la emisiora local radio Briviesca. Un año más tarde, y con una mejoría en la situación sanitaria, unos sencillos actos en el interior de la iglesia de San Martín permitieron acercar la Semana de la pasión a los fieles briviescanos, para ya en el año 2022 celebrar con normalidad los distintos actos, aunque provistos de mascarillas.
No se puede escribir la historia de la cofradía de la Santa Vera Cruz de Briviesca sin hacer mención al factor humano. La labor, el sacrificio, la dedicación y el esfuerzo de hermanos mayores, mayordomos y cofrades, junto con la ayuda de la Parroquia de Santa María la Mayor y su ayuda San Martín, del excelentísimo Ayuntamiento de Briviesca y de otras entidades y anónimos que a través de años y siglos han hecho y siguen haciendo que esta historia haya sido posible y la cofradía siga viva y activa hasta el día de hoy.